Así como en el principio de la situación del estado de alarma, vimos reacciones en nuestros hijos que podían ser signo de ansiedad o preocupación ante la situación de encierro. Después de casi dos meses de confinamiento podemos observar que la supuesta deseada libertad no se vive por los niños como tal.
De este modo, podemos escuchar a los niños decir que no quieren salir, que están bien en casa, que ya no quieren ver a sus amigos o que les da pereza vestirse, ir en bici… Todo estos son expresiones de temores y evitación a la situación que hace solo dos días resultaba PELIGROSISIMA: salir a la calle.
Es lo que algunos han denominado “síndrome de la cabaña”. No soy muy de poner nombre o etiquetar los comportamientos de los niños, pero más bien como metáfora nos puede servir para comprender como los niños en casa, en su cabaña se han sentido en un lugar sin peligro y a salvo del Covid.
Algunos padres se sienten desconcertados frente a estas resistencias de los más pequeños para salir, cuando hacía unos días preguntaban cuando iba a poder ir al parque. Vamos a intentar poner luz y dar algunas claves:
Una explicación está en el miedo y la preocupación como decía antes, posiblemente muchos niños estaban ansiosos por poder salir y no tanto por no poder hacerlo. Es difícil para ellos expresar sus emociones y se quedan parados, bloqueados o ponen excusas. Algunos indicadores de que nuestro hijo está temiendo la desescalada son:
- Dolor de tripa o de cabeza en el momento de salir.
- Excusas para no tener que salir: no vestirse, mancharse, portarse mal para que estén castigados.
- Dormir mal o tener que dormir acompañados.
- Preguntar frecuentemente por algo: si está cerrada la puerta, si los abuelos están bien, si mañana tienen que ir a trabajar, cuando tienen que ir al cole….
- Frecuentes ganas de llorar.
- Verles muy irritables, gritones y «enfadicas», con cambios de humor frecuentes.
La desescalada emocional es necesaria para ayudar a estos niños a no generar fobias y problemas más graves derivados del afrontamiento a una situación excepcional. NO podemos someter a los niños de golpe a una situación de exposición sin antes tranquilizarles y resolver sus dudas:
- Explicarles todo lo que deben hacer para sentirse seguros: lavarse las manos, no tocar las cosas de otros y lo menos posible de la calle, no tener contacto físico con personas que no convivan con ell@s…
- Asegurarles que si cumplen con estas medidas todo irá bien. Esto les tranquilizará enormemente.
- Proponerles que pregunten todas sus dudas.
- Hablar de sus miedos y de los riesgos que creen que pueden correr para despejar fantasías.
- Ir saliendo poco a poco sin obligarles a estar como el día antes de la situación de alerta.
- Estar tranquilos y seguros como padres para transmitir esa confianza.
Si con estos pequeños tips aún no se siente preparad@ para salir a la calle, no dudes en contactar conmigo.