Si ya es complicada la situación que estamos viviendo a nivel mundial, es un poquito más complicado si no estamos en nuestro país y hogar cerca de los nuestros.

 

Es por esto que para queremos ofreceros unos tips muy básicos pero muy útiles para que manejar situaciones de estrés y malestar que se pueden experimentar a causa del aislamiento social, con el extra de estar en otra familia que no es la propia.

Ante todo, las sensaciones o emociones que voy a describir (junto con una estrategia de afrontamiento) son todas pasajeras y asociadas a la situación inmediata. Por ello, lo esperable será, que conforme todo vaya volviendo a la normalidad, nuestras emociones, estado de ánimo y pensamientos también se vuelvan más ajustados y serenos. En otras palabras, que volvamos nosotros también a ”lo de antes”.

Un matiz de lo anterior, es el de que toda experiencia vital nos modifica en algún sentido (si no nunca aprenderíamos nada) y de nosotros también dependerá que esto lo podamos hacer de manera provechosa o no.

EFECTOS PSICOLÓGICOS NORMALES DE UN CONFINAMIENTO POR ALARMA DE SALUD MUNDIAL LEJOS DE NUESTRO HOGAR:

Algunos de los puntos que voy a describir son los que van a experimentar todos los chicos de vuestra edad. En realidad, también va a depender, como todo en la vida, de las fortalezas y la personalidad de cada uno de vosotros. De ahí que la primera ganancia que vamos a sacar de todo esto es un mejor autoconocimiento.

En vuestro caso, podríamos hablar de una mayor intensidad en alguna de ellas y de algunas particularidades que me dispongo a describir.

  • Sentimientos de tristeza, rabia y miedo. Estas emociones aunque incómodas están ahí para ayudarnos a entender lo que está pasando en la realidad. Hace un mes nadie se podía imaginar que la situación fuera a desarrollarse de este modo tan acelerado, por tanto, las sensaciones de falta de control y la tristeza son necesarias para recuperarnos.

“Para estar bien por algo malo que pasó primero hay que pasarlo mal”, esta máxima es la que debes tener en la cabeza: “estoy reaccionando de manera sana ante algo malo que está pasando”, de modo que cuando esta situación se vaya estabilizando nuestra tristeza y rabia también lo harán.

Otra recomendación en este punto es comprender por qué estamos así. Los psicólogos hacemos un trabajo muy importante en unir sentimientos con palabras y acontecimientos: “estoy así porque hay mucha incertidumbre”, “me siento impotente porque quiero que esto acabe”, “echo de menos a mi familia y tengo ganas de llorar”. Cuanto más podamos unir sentimientos con “razones”, cuanto mejor nos entendamos, mejor manejaremos el malestar.

Echar de menos a la familia, la seguridad de estar con los nuestros será algo duro pero asumible en la medida de asegurar unos contactos necesarios y diarios y saber cada día menos es un día a favor.

  • Pensamientos negativos sobre el futuro inmediato y a medio plazo.

Además de los sentimientos, los pensamientos a veces van por libre y nos juegan malas pasadas. Os puede pasar a alguno de vosotros que caigáis en pensamientos catastrofistas como: “esto no tiene solución”, “ va a pasar algo peor”… etc. Tendremos que tener mucho cuidado con este tipo de mensajes que nos damos. Lo que nos decimos a nosotros mismos no solo tiene un impacto emocional y puede aumentar nuestra angustia, además tiene un efecto sobre nuestra capacidad para concentración y nuestra habilidad para generar soluciones creativas.

¿Qué puedes hacer si te cuesta mantener la mente libre de este tipo de pensamientos?

Te recomiendo que uses estrategias de autocontrol y relajación:

  1. Respiración abdominal (lo puedes buscar en internet y es muy fácil de entrenar)
  2. Autoinstrucciones positivas o neutras: “mi familia está bien”, “esto es cuestión de tiempo”
  3. Planes sobre lo que harás cuando vuelvas: Pensar o escribir (fantasear) sobre las cosas que te gustaría hacer cuando regreses, a quién te gustaría ver, donde vas a ir… La fantasía es uno de los mecanismos más eficaces para combatir la realidad
  • Aumento de la impulsividad y de las reacciones explosivas y de enfado.

Este es un comportamiento que seguramente podáis estar experimentando sobre todo si el clima en la familia en la que estáis no es precisamente tranquilo. Ante todo, calma y serenidad. No es una situación ni eterna ni irreversible.

Tengo que remarcar aquí que una cosa es sentir mucha rabia y otra es actuarla.

No os debéis asustar con sentir un gran enfado, como os decía en el primer punto es normal; de lo que os debéis encargar es de controlarlo.

Los psicólogos sabemos que uno de los comportamientos que ayudan a regular la ira y la rabia es el deporte. El deporte nos ayuda a aumentar los niveles de serotonina y funciona como descarga de muchas situaciones que vivimos a lo largo del día que nos provocan estrés o frustración.

Es muy importante en este punto que ocupes algún rato en hacer algo que te guste, calme y también, por qué no, que te apasione: la música, leer o jugar online son grandes aliados para que pase el suficiente tiempo y recuperar la seguridad de que esto va a pasar.

  • Dificultades para dormir y descansar correctamente.

La recomendación aquí es clara y muy sencilla: lleva unas adecuadas rutinas diarias: acuéstate y levántate siempre (aproximadamente) a la misma hora.

Rutina aplicable de igual manera a la alimentación, que es un gran aliado para sentirnos vitales y con energía.

Estos “consejos” son claves para el día a día. Es una situación pasajera que va a tener un final más pronto que tarde y en la que todos de algún modo (quedándonos en nuestras casas y soportando las ganas de salir) estamos trabajando para que esto sea así.

Quisiera terminar este post con una reflexión que ya nombré al principio del texto sobre el autoconocimiento: ¿qué ganancias vas a sacar de esta situación?, ¿cómo vas a convertir esta experiencia en una oportunidad?, ¿has pensado en algo qué quieres hacer a raíz de esto que está pasando?… Si hay algo que siempre les digo a mis pacientes adolescentes es la importancia de tener proyectos, de tener pasiones… ¿Y si esto sirve para encontrar la tuya? Ánimo, fuerza… ya queda menos.

Logotipo Alicia Reinoso